Hoy en día, las plataformas logísticas con un alto volumen de operaciones necesitan adoptar herramientas que respondan de manera satisfactoria a las exigencias de rapidez y precisión en la gestión de las mercancías. Los almacenes automáticos suponen un gran avance en la optimización de procesos, gracias al software de control y ejecución (WMS) y a la maquinaria que se encarga de trabajos pesados y peligrosos para las personas.
La automatización de los almacenes es consecuencia de factores como: el aumento de los costes del suelo y de personal a causa de la elevada demanda logística, la mayor complejidad en gestión de pedidos, y los cambios de comportamiento de los consumidores, cada vez más exigentes con las entregas.
A consecuencia de las medidas de control de la pandemia de Covid-19, las compras por Internet se han disparado en todos los sectores comerciales. Ello se ha traducido en un aumento del volumen de mercancías en tránsito y, por tanto, en una mayor dificultad en la gestión logística, agravada además por la aplicación de los protocolos de prevención contra el coronavirus.
En situaciones tan complejas como la actual, los almacenes automatizados suponen una gran ventaja respecto a los de funcionamiento tradicional:
- Procesan los pedidos de forma más rápida.
- Aportan precisión y, por tanto, evitan errores en la gestión de pedidos.
- Optimizan el espacio disponible.
- Mejoran la seguridad tanto de las instalaciones como del personal.
- Como consecuencia de todo ello, reducen los costes y aumentan la productividad.
¿Qué operaciones se pueden automatizar en un almacén?
Hay dos grandes áreas de actividad en las que la automatización aporta enormes ventajas respecto al funcionamiento tradicional de un almacén: 1) la localización, el transporte interno y la preparación de las mercancías, y 2) el control y la gestión de los productos almacenados.
La localización y preparación de pedidos ocupa buena parte del tiempo de trabajo en los almacenes. Una buena organización del espacio y de las operaciones de colocación y extracción de las unidades de carga ahorra tiempo y costes. En este sentido, el almacenamiento vertical permite optimizar el espacio, pero sólo es posible en sistemas automáticos, gracias a maquinaria como los transelevadores, capaces de cargar palés de hasta 1.500 kg.
La instalación de transportadores automáticos, de rodillos o cadenas, permite comunicar distintas zonas del almacén. Su complejidad y longitud dependerá de las necesidades logísticas. Una de sus aplicaciones principales es facilitar la carga y descarga de palés en los muelles de recepción y expedición de mercancía.
En un almacén automático, el software de gestión es imprescindible. Los WMS centralizan toda la información sobre la mercancía y controlan la maquinaria, de manera que permiten optimizar cualquier operación.
En el sector del almacenamiento y transporte de alimentos a temperatura controlada, en el que el Grupo Carbó Collbatallé acumula más de cuarenta años de experiencia, el seguimiento estrecho de cada producto es primordial. Trabajamos con mercancía muy delicada, de modo que llevamos a cabo un control estricto de todos los procesos logísticos. Gracias a la tecnología, garantizamos la trazabilidad de cada unidad de carga desde la recogida hasta la entrega y aseguramos el mantenimiento de la cadena del frío durante toda la cadena de suministro.