Algunos se quedaron encallados en la tecnología 2.0, probablemente porque fue la que irrumpió con más fuerza. Pero lo cierto es que la evolución sitúa ya la tecnología en el 4.0 y es, para muchos, la denominada cuarta revolución industrial, ya que consiste en el proceso de digitalización de todos los sectores industriales.
La logística 4.0 en el transporte de mercancías ha supuesto un torbellino de avances en el sector no solo a niveles de producción, sino también en lo que se refiere a la información, los procesos y todo lo referente a la gestión de las operaciones.
Algo que actualmente puede parecernos tan habitual, como colocar un GPS en los envíos, ayuda a las compañías a reducir el tiempo de las rutas, geolocalizar a los clientes y, de esta forma, aumentar el número de envíos, los pagos y ahorrar dinero en la trazabilidad de los paquetes. Tecnologías avanzadas como estas, son las que utiliza el Grupo Carbó Collbatallé en sus rutas y envíos. Este servicio permite saber dónde se encuentra un pedido en todo momento y en el caso que un vehículo tenga problemas permite asistirle en su ayuda.
Como todas las tecnologías, el futuro de la logística 4.0 pasará por engranarse cada vez con más perfección a las necesidades del cliente y mejorar en los factores en los que todavía deba hacerlo como, por ejemplo, la reducción de los tiempos de entrega. Un paso que no está tan lejos.
Por el momento, según el Centro Español de Logística en su informe eAPyme 2017 Estado de la transformación digital en pymes y autónomos, el sector logístico reclama mejorar la actual capacidad de las redes de comunicaciones fijas y móviles para adaptarse a la cadena de suministros 4.0; destaca la necesidad de aplicaciones para aprovechar las oportunidades de negocio que aportan las TIC en la colaboración con otras organizaciones y subraya que el apoyo de las administraciones al sector es clave para seguir avanzando.
