El principio básico del Lean Management es la eliminación de todo aquello que obstaculiza la productividad. Esta metodología para la optimización de los procesos industriales tiene su origen en Japón, hace más de un siglo, en la factoría Toyota, pero es en los últimos años cuando está cogiendo impulso a nivel global, y la cadena de suministro de la industria alimentaria es un entorno idóneo para aplicar fórmulas que aporten eficiencia y eficacia.
El desarrollo de la tecnología permite hacer un seguimiento exhaustivo, en tiempo real, de las mercancías. Las innovaciones, sin duda, aportan seguridad, ahorro y eficacia. Un ejemplo es el aprovechamiento del blockchain o cadena de bloques. Aunque para sacar todas las ventajas a una cadena de suministro lean, es necesario no solo invertir en equipos tecnológicos, sino también modernizar el enfoque empresarial.
El Lean Management o enfoque ajustado basa su éxito en la cooperación entre todos los elementos que participan, en este caso, en la cadena de suministro. Eliminar los desajustes que entorpecen la productividad depende de la interconexión entre los actores del sistema y de que funcionen al unísono.
¿Cómo lograr una cadena de suministro lean?
- Prescindir de los residuos, de todo aquello que no aporta valor: procesos, transportes, espacios e inventarios innecesarios; tiempos de espera excesivos; materias primas o productos acabados inactivos; actividades que no aportan valor; embalajes que dificultan el transporte o que no protegen de forma adecuada.
- Procurar que todos los participantes en la cadena de suministro sean conscientes del impacto que los productos distribuidos tienen sobre los consumidores. De esta manera, se mejora el nivel de implicación.
- Minimizar los tiempos de espera. La pérdida de tiempo tiene un impacto económico y afecta a las relaciones entre socios. Reducir las operaciones logísticas de entrada y salida agiliza los procesos, aumenta la flexibilidad y disminuye los residuos derivados de la sobreproducción.
- Aumentar la velocidad de respuesta. La planificación y el conocimiento de los clientes se traduce en un mejor rendimiento de las operaciones, menos inventarios y plazos de entrega ajustados a las necesidades del mercado.
- Apostar por la colaboración. La implicación en un objetivo común y el trabajo alineado con las necesidades de los clientes permite anticipar los problemas y aplicar los ajustes adecuados.