Transporte_Carbó

¿Qué pasa cuando un alimento no se transporta en las condiciones adecuadas?

El proceso más delicado cuando se adquiere un alimento es sin duda el transporte, ya que en él se debe asegurar que la cadena del frío se lleve a cabo correctamente para que el producto llegue a su destino en óptimas condiciones. Los alimentos perecederos requieren que se conserven y transporten a temperaturas adecuadas, regidas por el Acuerdo sobre Transporte Internacional de Mercancías Perecederas (ATP).

Una mala higiene en la manipulación previa al transporte y unas condiciones incorrectas en su traslado pueden llevar a la contaminación de los alimentos. El almacenamiento inadecuado de la mercancía puede provocar que los productos se deterioren y las bacterias se multipliquen, cuyo margen de crecimiento –conocido como zona de riesgo– está entre los 5º y 65ºC. Para mantener los alimentos fuera de este riesgo, la mercancía debe ser transportada con cuatro tipo de vehículos: el isotermo, el vehículo refrigerado, el frigorífico y el vehículo calorífico. Mientras que el isotermo limita el intercambio de calor entre el interior y el exterior, el vehículo refrigerado está provisto de una fuente de frío no mecánica, como podrían ser depósitos de hielo seco. El vehículo frigorífico, método de transporte que usa Carbó Collbatallé, está equipado con un dispositivo de producción de frío mecánico que mantiene una temperatura interior de la cámara de entre 12 y -20ºC. Por último, el vehículo calorífico está dotado de un dispositivo de producción de calor que sirve para transportar productos precocinados, entre otros.

Otro factor importante en la conservación y el transporte de alimentos es la densidad de la estiba. A menudo, para ocupar el mayor volumen en el vehículo la carga se sitúa en vertical. Sin embargo, para que los alimentos se conserven necesitan que circule aire entre la mercancía, así como que se pueda asegurar la carga y descarga de los productos en la cámara del camión transportador.

Para asegurar que una empresa se adapte a cada producto y lo transporte de manera adecuada asegurando su conservación, se deben revisar los vehículos cada tres años, así como estar al día de los nuevos condicionantes y tecnologías que aparecen en el mercado.

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