El packaging es un elemento fundamental en la cadena de suministro de alimentos a temperatura controlada. Si en el transporte y almacenamiento de productos perecederos la principal medida de seguridad para que conserven su calidad es el mantenimiento de la cadena del frío, conseguirlo depende, en primer lugar, del envasado.
El packaging protege de golpes, pero también de las condiciones climáticas. En el caso de los productos refrigerados, la impermeabilidad y el aislamiento térmico son requisitos imprescindibles a la hora de valorar la idoneidad de cualquier envase u envoltorio.
Otras características a tener en cuenta son el peso, el volumen, la manejabilidad, la resistencia y la sostenibilidad. Hoy en día, aspectos como la reciclabilidad y la reutilización son una necesidad para reducir la huella de carbono de la actividad industrial. Además, hay que tener en cuenta que, gracias a los avances tecnológicos en las técnicas de envasado, elegir la opción más adecuada contribuye a reducir el desperdicio alimentario.
Los materiales del packaging para alimentos refrigerados
Los materiales que ofrecen mejores prestaciones en la cadena de suministro de alimentos refrigerados son espumas plásticas como el poliestireno expandido (EPS), de uso mayoritario en la industria pesquera, por ejemplo, el poliestireno extruido (XPS) o el polipropileno expandido (EPP). Son materiales muy ligeros, compuestos mayoritariamente por aire, pero muy resistentes, que ofrecen una alta capacidad de absorción de impactos y de aislamiento térmico.
En la alimentación de cuarta y quinta gama se utiliza el packaging flexible, que permite envasar de forma hermética y utilizar atmósferas modificadas que alargan la vida útil de los alimentos. Existe una gran variedad de materiales en el mercado, como el foam, el aluminio, el polipropileno, el cartón, el papel, y los bioplásticos. Cada vez aparecen más opciones de packaging desarrollado a partir de materiales reciclados o que sustituyen las materias primas fósiles, como el petróleo, por otras de origen vegetal o sintético, pero fabricadas de forma sostenible.
La creciente conciencia medioambiental, también en el sector industrial, y el aumento de normativas que prohíben el uso de los envases contaminantes, de un solo uso, o que limitan la utilización del plástico, está llevando a los fabricantes de packaging a desarrollar alternativas más sostenibles, también en el transporte de alimentos refrigerados. Ya existen, por ejemplo, cajas de papel y cartón ondulado que reproducen las cualidades térmicas del EPS para la conservación de productos congelados.
La tecnología aplicada al packaging alimentario
Además de las características técnicas del envasado, en una época de competitividad creciente y de exigencia máxima por parte de los consumidores, el packaging no puede ser ajeno a la incorporación de los avances tecnológicos que contribuyen decisivamente a la eficiencia de la cadena de suministro. Hablamos del smart packaging o los envases inteligentes, que nos permiten conocer en tiempo real el estado de conservación de su contenido, si el envase ha sido abierto, si ha sufrido algún impacto, su ubicación exacta o las condiciones de temperatura.
El Internet de las cosas (IoT) proporciona trazabilidad, geolocalización (gracias a las etiquetas de identificación por radiofrecuencia), una identificación única para cada unidad logística, o la posibilidad de conocer en cada momento la temperatura y el estado de conservación del contenido.
El packaging alimentario es algo mucho más complejo que un simple envoltorio para transportar los productos desde la fábrica hasta el punto de venta. Por eso, hay que elegirlo con mucha atención.