La distribución de última milla es la que tiene lugar en el tramo final de la cadena de suministro. Normalmente, se desarrolla en entornos urbanos, entre el último punto de distribución y el cliente final. Su importancia en la logística va de la mano del auge del comercio online, que en los últimos años se ha disparado también en el sector de la alimentación a temperatura controlada, cosa que ha obligado a las empresas a desarrollar soluciones específicas que optimicen los recursos a la vez que garantizan un servicio de calidad para los consumidores.
En 2021, el ecommerce alcanzó en España una facturación de 57700 millones de euros, un 11,7% más que en 2020, según los datos que ofrece la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Respecto a los sectores de actividad, la alimentación representa el 3,4% del volumen de negocio (tomando como referencia las transacciones electrónicas de hipermercados, supermercados y tiendas de alimentación).
Para que los alimentos lleguen en las mejores condiciones a su destino, es necesario disponer de una estrategia de logística alimentaria adecuada, que tenga en cuenta tanto los requisitos de conservación de cada producto como las características del canal de distribución. En el caso de la última milla, las particularidades del transporte en entornos urbanos, como el tráfico y los imprevistos por obras o incidentes viales, comportan el diseño previo de una estrategia sólida, dotada con los medios tecnológicos que permitan garantizar la cadena de frío y sortear los posibles obstáculos para cumplir con las expectativas de los clientes.
Cumplir con las exigencias sin olvidar la sostenibilidad
La estrecha relación con el ecommerce implica que la cadena logística de la última milla deba resolver exigencias específicas del canal online, como son, sobre todo, la urgencia en los plazos de entrega y la preocupación creciente por el impacto medioambiental de los envíos. Según el VI Observatorio de Comercio Electrónico en Alimentación 2022, realizado por ASEDAS en colaboración con las universidades Complutense y Autónoma de Madrid, la preocupación de los consumidores por la generación de residuos y la contaminación asociadas al ecommerce ha aumentado un 14% respecto a 2021, mientras que la de quienes lo relacionan con el incremento del tráfico ha crecido un 41%.
Es obvio, pues, que el gran reto que debe resolver la última milla en la alimentación es conseguir el equilibrio entre la sostenibilidad empresarial y la medioambiental. La digitalización, la optimización de rutas, el uso de vehículos eficientes en el consumo de energía, el aprovechamiento del espacio y los avances en la utilización de packaging alimentario con menor huella de carbono son recursos con un amplio margen de exploración para conseguir una cadena de suministro sostenible en todos los ámbitos.