Durante los primeros meses de la pandemia de Covid-19, una de las consecuencias directas de las medidas de prevención adoptadas fue el aumento de la compra de alimentos frescos. Ante el confinamiento y el cierre de las actividades no esenciales, los hogares reaccionaron con un mayor consumo, tanto en establecimientos comerciales como a través de internet, de todo tipo de productos, en especial de alimentación a temperatura controlada.
En 2021, este incremento se ha moderado. La recuperación progresiva de la actividad previa a la pandemia y la relajación de las medidas de contención han devuelto los hábitos de consumo a unos parámetros similares a los de 2019, aunque con cambios significativos: la consolidación del canal online y de la confianza en los alimentos refrigerados.
Según refleja el TAM (Total Anual Móvil) de IRI Infoscan de junio, el gasto en carne fresca subió un 0,3% respecto al año anterior; el de frutas y verduras bajó un 0,9%; y el de yogures y postres lácteos, un 0,5%. No parecen datos muy positivos, pero hay que tener en cuenta los aumentos tan importantes que se produjeron en 2020 respecto al año anterior: un 10,6% en carne fresca, un 8,3% en frutas y verduras, y un 3,4% en yogures y postres lácteos. Esto significa que el mercado de la alimentación fresca mantiene unos niveles de consumo muy superiores aún a la prepandemia.
Capítulo aparte merece el sector de los productos congelados, cuya tendencia creciente se mantiene aún disparada. Según el TAM de Nielsen IQ, en 2021 registran un incremento del 8,1%, que se suma al 11,6% de 2020 respecto al ejercicio anterior.
Un sector al alza a nivel mundial
Sin duda, la pandemia ha tenido un impacto muy significativo en el panorama, pero no es el único factor, pues la tendencia al alza del mercado de la alimentación a temperatura controlada ya era una realidad previa a nivel mundial. Eso es lo que refleja, por ejemplo, el estudio de Brand Essence Market Research Company, que preveía una tasa de crecimiento anual compuesto (CAGR) del 3,9% entre 2018 y 2025, cuando espera que el sector alcance un valor de 387.270 millones de dólares. En otro informe, Statista avanza para el mercado europeo un crecimiento desde los 75.000 millones de 2019 a 112.800 millones en 2025.
Son datos que probablemente requieran una revisión, teniendo en cuenta la influencia de la pandemia y del auge del comercio online: solo en lo referente a productos frescos, las compras vía internet crecieron durante los primeros meses de 2021 más de un 150% respecto a 2020.
Obviamente, esta nueva realidad en el mercado requiere la adaptación de las empresas productoras y distribuidoras para proporcionar el mejor servicio a los clientes y asegurar que los procesos se llevan a cabo con todas las garantías de calidad. En la cadena de suministro de la alimentación refrigerada y congelada, el mantenimiento de la cadena de frío es la clave que nunca se debe olvidar.